En la anterior actualización sobre la luz y el color, apunté la teoría de la síntesis sustractiva del color y preguntaba qué nos encontraríamos si vamos a un comercio a comprar los tres pigmentos primarios.
Por muy excepcionalmente puros y de alto nivel de calidad que nos los proporcionen, al llegar a casa y mezclarlos no deberemos defraudarnos si no conseguimos lo que conocemos por color negro.
Y es esta la diferencia entre lo ideal y lo real, entre la teoría y la práctica.
Así pues, tendremos que experimentar con la mezcla de colores, primero los primarios, y luego secundarios y otros para aprender el comportamiento de los pigmentos comerciales.
La elección de un variedad de colores comerciales configurarán nuestra paleta de colores cuya personalización será objeto de una próxima actualización.
Aunque en teoría es posible confeccionar todos los colores posibles a partir de tres, nos daremos cuenta inmediatemente que es complicadísimo obtener, por ejemplo,un rojo desde el magenta y el amarillo, o lo que es más complicado, obtener un anaranjado a partir de ese rojo con la adición de más amarillo.
No sólo porque los pigmentos no sean ideales, sino porque en su elaboración se utilizan componentes que aparecen "agrisando" la mezcla de color resultante, o lo que es peor, provocando la opacidad en la mezcla, o sea la desaparición de la transparencia, esa virtud de la que a gala tiene la técnica de la acuarela.
Por lo tanto deberemos ensayar muchísimo las mezclas, a fin de evitar resultados pobres y no deseados, no minimizando nuestra paleta de colores, ya que una economía de variedad cromática, afectará necesariamente al resultado final.
Entonces, ¿cuántos colores debo comprar?.
No dejes de leer la próxima actualización sobre esta materia.
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