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Cuando era pequeño me preguntaban si un kilo de plomo pesaba más que un kilo de paja y siempre dudaba. Querían que después de meditarlo contestase que pesaban lo mismo, aunque a mí me parecía que el plomo pesaba más.
¡No tonto!, pesan lo mismo me decían. Pero si bien es cierto que tienen la misma masa (por lo menos esta es la hipótesis de partida), al tener distinto volumen (densidad por tanto) y estar ambos sólidos inmersos en un fluido (aire que los rodea), ya no está tan claro, porque Arquímedes tiene aquí algo que decir...
Cuando era pequeño me preguntaban si un kilo de plomo pesaba más que un kilo de paja y siempre dudaba. Querían que después de meditarlo contestase que pesaban lo mismo, aunque a mí me parecía que el plomo pesaba más.
¡No tonto!, pesan lo mismo me decían. Pero si bien es cierto que tienen la misma masa (por lo menos esta es la hipótesis de partida), al tener distinto volumen (densidad por tanto) y estar ambos sólidos inmersos en un fluido (aire que los rodea), ya no está tan claro, porque Arquímedes tiene aquí algo que decir...
No entro en más disquisiciones físicas y ahora planteo la misma pregunta pero con colores: ¿qué pesa más un kilo de azul o un kilo de rojo?
La pregunta no es baladí si se tiene en cuenta que al igual que el balance de masas (superficies ocupadas en el cuadro por cada objeto representado), el balance de color afecta en la composición, es decir, que los colores de los objetos "pesan", al igual que sus respectivas masas.
Según la norma del color percibido, un color cualquiera de ellos se caracteriza por su intensidad o cromatismo (grado de semejanza respecto a su color puro), su tono (inclinación de un color respecto a alguno de los puros que lo forman) y su matiz (modificación con gris).
Cada vez que apliquemos un color debemos, pues, tener presente su "peso", que tiene que ver además de sus características anteriores, la superficie que ocupa y un aspecto muy importante su valor o luminosidad (grado de claridad o de oscuridad, es decir, cantidad de luz que refleja).
Como este último parámetro puede resultar subjetivo podemos opinar que el rojo pesa más que el amarillo y más que el azul.
También con respecto a su mezcla con gris podemos concluir que cuanto más oscuro sea un color, es decir, tenga más negro, pesará más.
Estas apreciaciones son las que aplicadas convenientementes nos hacen equilibrar los objetos en una composición:
Los colores cálidos se acercan y los fríos se alejan.
Los colores más intensos se acercan y los más ténues se alejan.
Y para terminar, los colores cálidos e intensos "pesan" más que lo fríos y ténues.
Según la norma del color percibido, un color cualquiera de ellos se caracteriza por su intensidad o cromatismo (grado de semejanza respecto a su color puro), su tono (inclinación de un color respecto a alguno de los puros que lo forman) y su matiz (modificación con gris).
Cada vez que apliquemos un color debemos, pues, tener presente su "peso", que tiene que ver además de sus características anteriores, la superficie que ocupa y un aspecto muy importante su valor o luminosidad (grado de claridad o de oscuridad, es decir, cantidad de luz que refleja).
Como este último parámetro puede resultar subjetivo podemos opinar que el rojo pesa más que el amarillo y más que el azul.
También con respecto a su mezcla con gris podemos concluir que cuanto más oscuro sea un color, es decir, tenga más negro, pesará más.
Estas apreciaciones son las que aplicadas convenientementes nos hacen equilibrar los objetos en una composición:
Los colores cálidos se acercan y los fríos se alejan.
Los colores más intensos se acercan y los más ténues se alejan.
Y para terminar, los colores cálidos e intensos "pesan" más que lo fríos y ténues.
GRACIAS!! muy interesante
ResponderEliminarun abrazo
Fantástica apreciación y muy interesante.
ResponderEliminarGracias Emilio.