La acuarela es una técnica pictórica que usa el agua como medio de plasmar el color sobre el soporte.
El agua debe estar presente por lo tanto en el color. Éste debe estar lo suficientemente pastoso como para poder ser utilizado en esta técnica húmeda.
Controlar la cantidad de agua en contacto con el color es fundamental para conseguir un resultado satisfactorio.
El ejercicio que presento a continuación es útil para saber cómo trabajar en función del efecto que se desea conseguir.
Consiste en usar más agua además de la usada para humedecer el color, en el soporte papel y en el pincel, cargándole agua a éste y no dejándolo solamente húmedo.
Estas dos acciones se podrán realizar simultánea o individualizadamente.
La primera imagen representa el efecto denominado "seco sobre seco": el pincel humedecido y muy escurrido se carga de pintura pastosa y se aplica sobre el papel seco.
Se puede observar la dirección de las pinceladas:
La figura de la izquierda se ha realizado trazando una primera de arriba a abajo y se le ha superpuesto otra de izquierda a derecha;
La figura de la derecha se ha conseguido superponiendo varias capas de arriba a abajo.
Hay que notar que la pincelada está totalmente controlada y claramente se corresponde con el "efecto frotis" de las técnicas al óleo o acrílico.
Se utiliza para dar texturas, aprovechando el tamaño de grano del papel, al final de la realización del trabajo, ya que si se realiza al principio, cada vez que se aplique agua encima para continuar pintando, se perderá ese efecto frotis.
La segunda imagen se corresponde con el trabajo opuesto, conocido como "húmedo sobre húmedo", en el que, manteniendo las mismas dirección y superposición de pinceladas, el color fluye y se "desparrama" por el papel, que no solo tiene su propia agua sino que absorbe la correspondiente al pincel mezclada con el color.
Resalta cómo la pincelada no ha sido controlada, consiguiéndose un efecto de libertad, soltura o frescura.
Se utiliza para trabajar cielos con efectos atmosféricos, para dar sensación de movimiento o para desdibujar contornos en segundos planos y lejanía.
En esta ocasión hay que ser muy cuidadoso y procurar cargar con todo el color de una vez, ya que de lo contrario aportaremos un exceso de agua en aplicaciones posteriores, con resultado deplorable, pues este color terminará muy ténue y agrisado si hemos partido de mezclar varios.
La aplicación "húmedo sobre seco" persigue teñidos del papel de forma uniforme.
Para que no quede una aplicación plana se debe aprender a realizar degradados, mediante la combinación de esta forma de aplicación con la de húmedo sobre húmedo.
Se puede observar que en este caso ha aparecido un corte en la figura de la izquierda, cuya causa ha sido la acumulación de carga pictórica al final de la pincelada y antes de levantar el pincel.
Si se acumula en exceso terminará provocando los tan temidos cortes tipo coliflores.
Trabajar esta forma de aplicación con soltura sirve para dar aguadas de tono general como inicio de nuestros trabajos, pero, eso sí, con menos carga de color que la aquí representada.
El trabajo en "seco sobre húmedo" es quizás el que debemos usar más comúnmente, pues se parte del papel humedecido, después de haberlo mojado para su estirado y fijación, haberle dado una aguada inicial con color para proporcionar un tono general de color o un lavado para retirar parcialmente el apresto.
Resulta interesante el control que se puede conseguir con las pinceladas, pues permite el degradado por simple variación de presión del pincel sobre el papel, además de poderse aplicar colores de forma superpuesta para que éstos se fundan parcialmente, consiguiéndose mezclas vibrantes más atractivas que si se realizan en la paleta.
La superposición de colores debe realizarse con conocimiento, sabiendo qué colores pueden colocarse unos encima de otros, puesto que el resultado no siempre es el mismo.
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