Ejercicio
de Boceto Monocolor para los que se inician en la Técnica de la Acuarela
La elección del motivo a pintar es
uno de los factores críticos que influyen de forma determinante en el futuro
éxito de nuestra obra final.
En
nuestros inicios debemos ser cautos y seleccionar temas poco complicados o cuya
simplificación no resulte dificultosa.
Propongo
para este artículo partir de una fotografía, aunque estemos situados justo
enfrente del motivo a pintar.
Este proceso nos evita la confusión inicial que
nuestra visión colorista y panorámica pueda provocarnos.
Si,
además, somos capaces de haber realizado la toma fotográfica en blanco y negro
(o en sepia) habremos podido eludir las dificultades iniciales de buscar luces,
oscuridades y sombras a través de nuestra percepción de la realidad.
Por
supuesto que no es necesario mencionar las posibilidades que en esta materia
tienen las aplicaciones informáticas para procesamiento digital de imágenes.
Elijamos,
pues, un motivo razonablemente geométrico que procuraremos sintetizar. Se trata
de una imagen de una pradera próxima al río Huéznar en el término municipal de
Cazalla de la Sierra de la provincia de Sevilla, en un día de invierno que
amaneció con algo de bruma matinal.
Para
evitar confundirnos con los distintos colores, tonos de color, he convertido la
imagen en escala de grises, es decir, en un solo tono de color, o sea, la gama
de grises que abarca desde el negro hasta el blanco.
Se
puede apreciar que existen diversas valoraciones de un solo tono de color.
Aunque
tanto el cielo como la pradera o la foresta presentan variaciones de
luminosidad, en esta primera fase de abocetado pintaremos con el mismo valor de
tono cada una de estas dos superficies, evitando, pues, los degradados.
Practicaremos,
con el lápiz y sin apretar excesivamente, un contorneado a las zonas que,
aparentemente, tienen una misma luminosidad, como si de piezas de un
rompecabezas o puzzle se tratara.
Realizada
esta operación miraremos que todas las zonas están contorneadas, visto lo cual
procederemos a designar un número de valor, un tipo de gris, según una escala
previamente definida. Igualmente controlaremos que todas las zonas contorneadas
tienen su valor asignado.
Así
y por ejemplo podremos usar la escala del cero al cinco para designar valoraciones desde el muy claro, agua poco teñida que sobre el papel resulta blanco prácticamente, hasta el cinco, correspondiente al color saturado, casi empastado.
Ahora
es el momento de comenzar a dibujar los perímetros de cada zona en nuestro
formato de papel, abstrayéndonos del motivo y pensando sólo en las formas
geométricas.
Posteriormente,
numeraremos cada área, delimitada perimetralmente, con un número desde el cero
al cinco, en consonancia con nuestra referencia de valoraciones del tono de
color, según la escala realizada anteriormente, para después aplicar un solo
color más o menos diluido en agua en cada zona.
Por
último para homogeneizar el acabado se humedece toda la acuarela y se añaden
algunos grafismos.
Este
ejercicio no pretende realizar una copia acuarelada de la fotografía del
modelo, sino que trata de mostrar cómo soltar color de forma metódica hasta que
de forma intuitiva podamos realizar acuarelas bien valoradas en sus tonos de
color sin necesidad de seguir este método.
Si
realizamos mayor número de valoraciones de tono mayor será la escala tonal y
mejor será el parecido de nuestra
acuarela al modelo. No obstante, como se trata de un ejercicio elemental de valoración
tonal, podremos asimilarlo a un boceto previo a la obra cuya consecución
podremos hacer posteriormente.